No llego a entender
dónde habita la culpa,
cuando no hay nada en la memoria
que suscite sacrificio.
No obstante,
tendré que disculparme
con los poetas
con el mundo y las pléyades
por no sentir orgullo.
A la tiniebla, que no conozco,
hago una reverencia;
a la miseria que no he sentido
le presto unos céntimos
y la despacho.
Sin embargo,
me quito el sombrero
ante la majestuosa melancolía.
Y porque sé que puedo
con todo lo que venga,
hago un guiño al futuro,
y en el diván, azulísimo del horizonte,
me recuesto con picardía.
Duna
1 Dímelo...:
¡Qué bien! Pues nada de disculpas y a seguir escribiendo como lo haces. Te deseo un 2014 de éxitos en todos los ordenes y que la creación te visite todos los días y nosotros a ti. Un fuerte abrazo amiga Duna.
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