Prometo pagar todos los réditos
que me imponga la usura de Cupido.
Por cada momento de amor, renuncio a 20 latidos
y por cada minuto de vuelo, me quedaré inmóvil
otros 20, contigo.
Me apropio de cada poema tuyo, de cada palabra
e imagino que eres la mano que me descalza,
la vista que me desnuda,
el terciopelo calado de lluvia en la calle
de nuestro amor.
Y cuando haya de rendir cuentas, a la postrera,
no regatearé los intereses,
pues te habré sentido pleno, con creces.
Y en el equilibrio del tiempo,
ni ganas, ni pierdes,
siempre te meces en un dar y tomar de lo que ofreces.
Duna