Si llegara, mi amor, sin avisarte,
tú al instante sabrías que he venido,
pues un suspiro empuña mi estandarte,
me inunda de locas ansias de amarte
y me delata, a cada poro asido.
Si acaso no aviso, y te afligen penas,
sabrás que traigo sutiles caricias,
como amor inyectado en puras venas;
como albos granos de tibias arenas,
que al rozar tu piel harán tus delicias.
Pero sólo lo digo, suave viento,
por si callada vengo y no percibes
las dulces ondas de mi pensamiento;
por si quieres rastrear mi lamento
y hallar dulce panal en el que libes.
Duna
30-01-10