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Primera Epístola. Buenas tardes...
Publicado por
Duna
, 20.8.11 at 2:33 p. m., in
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Epístolas. Sorpresa. Curiosidad.
Hola. Buenas tardes.
-Si no te importa, me siento,
tomamos un café, y charlamos.
-¡Ey, no te distraigas; te sigo contando.!
-¿Qué dijiste que querías?, ¿te o café?. Sigo.
Perdón, caballero, me distraje. Le derramé el café
en cierto lugar comprometido del pantalón.
No suelo ser patosa, más si espontánea y distraída.
-¿Quedamos para tomar café otro día?
-No, el de su pantalón, aun no;
el de la cafetería.
Duna
*
-Si no te importa, me siento,
tomamos un café, y charlamos.
Quiero contarte cuanto le extraño,
pero no con esas palabras tan usadas,
de rodillas gastadas;
sino con sensaciones. Esas
que me traspasan, pese a no verte.
La noche sabe de tu existencia, y mi añoranza,
de tus desvelos, y tus anhelos,
como lo sabe la tapia de rosas,
y la luna suburbana
que mendiga por los adoquines
un sorbo de amor ciego.
-¡Ey, no te distraigas; te sigo contando.!
Los pies caminan en la flaca vereda
de la soledad impuesta,
y nosotros, no queremos mover un dedo
para arrancar, ni regar el bulbo de la primavera.
Es demasiado improbable que se dé
algo tan especial como lo nuestro,
y eso, los dos lo sabemos;
que somos estúpidos al dejar que muera,
también lo sabemos.
Al menos, solo al menos,
dejemos la ventana epistolar abierta
aunque cierres a nuestro amor la puerta,
y así, de alguna manera, seguiremos existiendo,
No puede morir lo que tanta vida encierra.
en cierto lugar comprometido del pantalón.
No suelo ser patosa, más si espontánea y distraída.
-¿Quedamos para tomar café otro día?
-No, el de su pantalón, aun no;
el de la cafetería.
Duna
*
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Grito
La corriente de Alisios, decoloran dos pieles
en un lienzo de verbos yuxtapuestos,
sobre una tierra que es todo vientre,yacemos cóncavo sobre convexo;
solo nada,
frío caliente,
rojo sexo.
Un bálsamo de opio desprendido de la luna,en párpados azules y pieles escondidas,
augura alas en la esquina de tu boca,
y desplaza a lo recóndito la duna.
Al sentir el último temblor,
estertores de bongos selváticos
abren el pecho a puro dolor,
y se escucha un grito,
casi mortal,
casi inhóspito.
Duna
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