Cual pedazo de pan a pique, la isla
de tus ojos; vapores emergentes
de tu sueño, tus palabra;. Tus manos
en el paisaje, de azulísimo gris,
poniendo un sol de naranja tostada.
Semejando un aguafuerte nativo,
asoma a tus mejillas, siempre, el niño
de leche, despidiendo algún pájaro
a sabiendas del cíclico devenir.
La mañana sin noche deshilando
la puntilla de tu pena. Tu risa
despliega la vela del verano.
Tu silencio, sopor, humo, calor,
conjuga la paciencia con el té.
Yo a tu lado, saciando tiempo y sed.
Duna