En el andén de Voltaire
Paul denunció
el calor excesivo,
con un gesto de alas mojadas,
para que me despojara
de tanta escayola,
y un botón rodó
por sí mismo
hasta los raíles,
con agónico son,
e incluso detuvo el vagón
donde viajan todos los viajes
toda la colmena
de la que se desvió
una abeja tigre
para suicidarse sin vergüenza
sobre el graffiti de la bóveda
siempre sin aire
siempre con cerveza…
…y la culpa se desvinculó
de todos los cuellos
para alojarse en los bolsillos,
en la moneda demasiado silenciosa
en el eco de la raída humanidad…