Que te empapen las aguas fronterizas, que te meza la limítrofe sombra, como mi pensamiento se desliza, por tu espalda y la nada que te nombra. Que el desvelo musite mis vocales, y encaje como puzzle el pensamiento, haciendo nuestros besos inmortales, tallando acompasados movimientos. Que la noche nos tome por sorpresa, labrando nuestros cuerpos en la arena, y las olas que sin querer regresan, palidezcan a nuestra entrega plena. Que las espumas de algas y corales vistan mi pecho erguido a tu costado, y aquella luz que estalla en mil cristales cubra nuestro desvelo enamorado.
Me despojé de la piel y los recuerdos, para seguir tus pasos con la pureza del niño que no sabe de males. Te encontré en la esquina entre futuro y pasado. Los sentimientos prístinos nos condujeron a rituales de cera y círculos. Los brujos ofrendaban rosas de sangre y cabezas de gato, al fuego. El sortilegio perdió efecto cuando tu mano tapó el sol para cuajar una noche de luciérnagas
...nos pusimos de puntillas para alcanzar la hierba...
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