Después de ti
un viento destemplado
y ladridos humanos
detuvieron el atroz galope.
Todo quietud
frente a una ventana tapiada de duelo
el adentro crece
queriendo, o sin querer;
y es entonces
cuando los recuerdos se duermen
entre las hojas de un poemario
y se acurrucan al calor
de un olvido
que siempre está por nacer.
Duna