En el quicio de cualquier momento
suele aparecer
esta impotencia eterna
de huir de no sé que.
Aprieto los puños,
y golpeo, mentalmente,
las paredes del aire.
Grito mudo. No veo.
Otros se esfuerzan
en abrir mis ojos,
pero, un peso sin nombre
me mantiene estática.
Mientras,
sigo caminando el pasado,
y ciega hacia el futuro.
Duna