Cuando decides estarcir nuestro posible
a color de siglo venidero, mis papilas suscitan tu sabor.
Anego de espasmos sísmicos el claustro enardecido de tu puerto.
El lienzo que soporta mis demonios internos,
el momento que te eleva a dulce bestia,
espera un beso más con garra
sin el picoteo del paupérrimo gorrión,
en el bosque de húmedos silencios.
Señalas tu territorio, como halcón,
con tu señorial vuelo circunspecto.
Ya es nuestro:
un sabor, un blues,
un tiempo dilatado,
eterno.
eterno.
Duna
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2 Dímelo...:
Gosto de passar por aqui e admirar as belas palavras e imagens deste sitio!
Arquitectura del deseo entre claustros y alamedas al alba.
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